Corría el año 1986, cuando mi padre decidió, después de una crisis brutal a principios de los 80, y varios intentos de reciclaje profesional, emprender el, por aquel entonces “exótico” negocio de la lombricultura.
Por aquel entonces, el concepto “agricultura ecológica” simplemente no existía en el subconsciente (ni en el consciente…) colectivo; tampoco había maquinaria específica, por lo que, al menos nosotros, tuvimos que diseñarla y construirla.
Los manuales de la época no eran menos “chocantes”, ya que entre sus variados consejos, proponían manipular las lombrices con horcas cuyas puntas terminaran en bolas (Para no pincharlas, decían…)
Mucha gente (profesionales de diversos campos: médicos, pilotos, abogados…etc.) entró en el negocio porque consideró que la inversión no era grande, que no daba mucho trabajo y que las ganancias serían exponenciales… Cometieron el error de no tomárselo como un negocio, o sea, en serio, y, como es lógico, fracasaron…
Casi treinta años después, puedo decir que las cosas son muy diferentes:
La agricultura ecológica ya no es ninguna broma; ya hay unas bases perfectamente asentadas y la gente cada vez está más concienciada de ello.
Hay una cultura culinaria mayor desde principios de los años 90, lo cual ha vuelto a la gente más exigente de cara al consumo de productos de gran calidad.
Y sobre todo, la legislación camina en esa dirección.
En sucesivas publicaciones hablaré de todo lo que hemos aprendido durante todos estos años de actividad, para que, conozcáis el mundo de la lombricultura sino tan bien como nosotros, lo mejor posible:
Curiosidades sobre el humus de lombriz, tecnología de suelos, fertilizantes minerales, orgánicos, compostado, tipos de cultivos, y otros temas que, estoy seguro de que os resultarán interesantes.
Y si tenéis alguna consulta, no dudéis en hacérmela llegar… Intentaré daros respuesta.
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